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¿Para qué sirven las puertas cortafuego?

Cada día existe una mayor conciencia acerca de las medidas de prevención que podemos tomar para evitar accidentes.

Las generaciones pasadas crecieron sin muchas de las pautas de seguridad que hoy se siguen de manera regular en todo el mundo. No hay más que recordar cómo eran los paseos en coche, con los chiquillos haciendo de las suyas en el asiento trasero, sin hacer uso siquiera del cinturón de seguridad. ¿Y qué decir de los parques? Nada se sabía sobre los riesgos de las pinturas con mercurio y de los juegos y columpios de madera en los no era raro que sobresaliera algún clavo oxidado. Todo eso sería hoy señal de alarma, pues la experiencia nos ha permitido identificar los peligros y crear productos mucho más seguros. En el mundo de las puertas y cerramientos ha pasado otro tanto. Ya no limitan sus funciones a impedir el acceso de personas extrañas, sino que también ofrecen ciertas características que pueden protegernos en otro tipo de situaciones. Tal es el caso de las puertas cortafuego, que día a día ganan más adeptos tanto en instalaciones industriales, como en locales comerciales, centros de salud, colegios y establecimientos de recreación.

¿Qué son las puertas cortafuego?

Las puertas cortafuego son cerramientos que evitan o retrasan la propagación del fuego, en caso de que ocurra un incendio en las áreas donde están instaladas. Permiten mantener a salvo zonas de paso, por donde las personas pueden ser evacuadas, estableciendo puntos de tránsito seguro.

Las puertas cortafuego también se conocen como puertas RF, en alusión a su resistencia al fuego. Estas siglas se usan además como un sistema internacional que permite clasificarlas en función del tiempo de resistencia térmica. Así, RF-1 indica que se trata de una puerta que en los ensayos de aislamiento ha soportado durante 1 hora las temperaturas medias sin que el calor la traspase.

La selección de una puerta cortafuego debe tener en cuenta varios aspectos, pero el más importante de todos es la calidad y garantías que ofrezca el fabricante. Pueden estar elaboradas en metal, madera o vidrio, y han sido convenientemente tratadas para que tengan propiedades ignífugas.

Sin embargo, no cabe duda de que las más comunes son las puertas cortafuego pivotantes metálicas.

Un producto de buena calidad ha debido superar con éxito los ensayos térmicos, sin que la temperatura de la hoja haya sobrepasado los 140 grados centígrados. Igualmente, el marco de la puerta no debe alcanzar temperaturas superiores a 360 grados y ha debido comprobarse su estaqueidad, impidiendo que se cuelen gases inflamables generados por la combustión de un incendio. Este último punto es de suma relevancia, pues un gran porcentaje de las víctimas mortales de un incendio fallecen por inhalación de gases y humos.

En Europa la seguridad y resistencia de las puertas cortafuego se dictamina conforme a la norma UNE-EN 1634-1.

¿Cómo funcionan las puertas cortafuego?

Las puertas cortafuego actúan como una barrera que impide el paso del fuego y los gases. De esta manera, no solo retardan la propagación del incendio, sino que incluso pueden llegar a evitar que este abarque en algún  momento otros espacios. Funcionan por aislamiento térmico, sellando el área donde se produjo el fuego y compartimentando el inmueble por zonas, para facilitar el desalojo de las personas que se encuentran en el edificio.

Para cumplir a cabalidad su misión, las  puertas cortafuego deben tener mecanismos de cierre automático, que eviten que accidentalmente queden abiertas, con lo cual dejarían escapar los humos si se llegara a producir un incendio. De igual manera, su diseño estructural debe prever la dilatación de los materiales producida por el incremento de la temperatura.

Tanto la hoja como el marco deben calzar herméticamente y todos los elementos del sistema deben ser ignífugos. Puede causar extrañeza que la mayoría de las cerraduras de estas puertas sean de plástico. Esto es así porque este material se derrite a altas temperaturas y forma un tapón que impide que se cuelen tantos los gases tóxicos hacia fuera, como el oxígeno hacia el área de fuego, pues este avivaría las llamas.

Particularidades de las puertas cortafuego

Las puertas cortafuego tienen algunas características que las diferencian de cualquier otro tipo de cerramiento y por eso deben ser consideradas al momento de elegirlas.

En su construcción se emplean materiales aislantes que, además de ser resistentes a las altas temperaturas, deben ser muy livianos. De igual manera, deben contar con bisagras especiales, que permitan abrir la puerta sin necesidad de aplicar fuerza. En las pruebas se valida que estas permitan el giro con apenas el empuje de un dedo, pues debe garantizarse que incluso un niño será capaz de abrir una puerta cortafuego al momento de una evacuación por incendio.

Por otra parte, las puertas cortafuego pueden ser manuales, semiautomáticas o automáticas. Pero aun cuando posean algún tipo de mecanismo motorizado, siempre deben poder abrirse aunque falle el sistema, sin que ello implique mayor esfuerzo o requiera mucho tiempo. Algunas incorporan sensores o manivelas que permiten abrirlas manualmente.

Por este mismo motivo las puertas cortafuego nunca pueden tener la llave pasada, ya que en caso de un incidente de este tipo podrían causar una verdadera desgracia.

La vida útil de una puerta cortafuego es bastante amplia, pues de media ronda los 20 años. Lamentablemente en nuestro país buena parte de las puertas cortafuego instaladas superan esta edad y no existen los mecanismos de vigilancia y control adecuados que puedan hacer frente a esta situación.

Con respecto a la ubicación de las puertas cortafuego, estas suelen situarse cerca de las vías de evacuación. En cualquier caso debe evitarse que a su alrededor se encuentren muebles u objetos que puedan obstaculizar el paso. Una recomendación muy acertada es utilizar materiales ignífugos para los revestimientos de tela del mobiliario, alfombras y cortinas, al menos en las zonas cercanas a las puertas cortafuego.

Modelos de puerta cortafuegos

Aunque existen muchos modelos de puertas cortafuego, elaboradas con diversos materiales, la mejor manera de tipificar este tipo de puertas es de acuerdo a su mecanismo de cierre. De esta manera podemos encontrar:

  • Puertas cortafuego batientes: son uno de los sistemas más utilizados, sobre todo en espacios que albergan a una gran cantidad de personas, como cines, fábricas e institutos educativos. Se caracterizan porque permiten la apertura tanto hacia adentro como hacia afuera de las habitaciones. Pueden ser de una o dos hojas, dependiendo de las dimensiones del espacio a aislar y del volumen de personas que deban transitar por ella.
  • Puertas cortafuego correderas: estas puertas se deslizan sobre unas guías, ubicadas en el marco superior, que permiten su desplazamiento lateral. Este mecanismo resulta muy apropiado cuando se trata de puertas de gran tamaño. En esos casos es posible instalar un sistema motorizado para facilitar su cierre. Son muy utilizadas en naves industriales.
  • Puertas cortafuego guillotina: estas puertas se cierran verticalmente, gracias a un mecanismo que deja caer la hoja, cuando se requiere bloquear un área. Deben estar siempre abiertas y cerrarse solo en caso de incendio. Generalmente están vinculadas al detector de fuego, que las activa de manera automática. Son apropiadas cuando no se cuenta con el espacio suficiente en los laterales para permitir el desplazamiento horizontal de las hojas.
  • Registro cortafuego; aunque no siempre se incluyen entre los tipos de puertas cortafuego, estos son cerramientos de pequeñas dimensiones que se instalan en el área de contadores o cuadros de máquinas. Cumplen la doble función de impedir que las llamas afecten los circuitos, al mismo tiempo que sellan la zona si se produce un cortocircuito que pueda derivar en un incendio.

Mantenimiento de las puertas cortafuego

Al igual que cualquier otro sistema de seguridad, las puertas cortafuego requieren un mantenimiento periódico y cuidadoso que garantice el óptimo funcionamiento de sus componentes.

Las revisiones deben incluir la verificación de la instalación, a fin de detectar fallos o elementos inadecuados.

Asimismo, será necesario determinar la antigüedad de sus componentes, tales  como las juntas intumescentes y los aislantes internos, pues estos pierden eficacia con el paso del tiempo.

En términos generales, toda inspección debe incluir la revisión de:

– El estado general de la puerta, detectando señales de golpes, deformaciones, roturas u hojas descolgadas

– La condición de las cerraduras, bisagras, manivelas, sistemas antipánico, vidrios, etc.

– Funcionamiento de los sistemas de cierre automático, comprobando también la velocidad del mismo

– Comprobación del ajuste del marco de la puerta con la hoja, y de esta con el suelo o las guías

– Inspección del espacio que rodea la puerta cortafuegos, para asegurar la ausencia de obstáculos

Solo cumpliendo con estas medidas básicas de prevención podrás tener la tranquilidad  de saber que cuentas con una puerta cortafuego 100% operativa, que puede salvar tu vida en caso de producirse un incendio.

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